Día 6: Imlil – Refugio del Toubkal



Salgo bien temprano del hostal, con intención de llegar al refugio del Toubkal, punto desde el cual iniciaré al día siguiente el ataque definitivo a la cima. Decido no contratar los servicios de ningún guía ni alquilar ninguna mula para subir mi mochila, y como tantas otras veces empiezo la subida cargado con ella a la espalda.



Descubro que los primeros kilómetros de la pista que lleva al Toubkal son transitables y transitados por todo tipo de vehículos, por lo que subir en moto me hubiera ahorrado una hora y 250 m. de desnivel de subida. El dueño del hotel donde he pasado la noche me ha mentido, diciéndome que no valía la pena, que tan solo en 15 minutos de camino acababa la pista; supongo que para que yo usara los servicios del dueño del garaje, amigo suyo. Pero en fin, el daño ya está hecho, y la bronca se la llevará cuando vuelva abajo.



A partir de Aroumd, 3 km al sur de Imlil, la pista desaparece. En el lecho seco de un oued se inicia el camino, que poco después va ganando altura subiendo por la ladera izquierda del valle. Por ese mismo camino, reatas de mulas suben los bártulos hasta el refugio y sus alrededores.



Hace años, en mi primera ascensión al pirenaico pico Aneto, encontré en su cima a una mujer asustada llorando, sentada en una roca por encima del glaciar y vestida con chándal y zapatillas de deporte. En el Alto Atlas, subiendo al Toubkal, un pico de 4170 m de altitud, veo maletas de ruedas Samsonite cargadas en las mulas que recorren el camino al refugio. Joder, y yo que sigo pensando que a la montaña hay que ir debidamente preparado…

Después de 5 horas y 1400 agotadores metros de desnivel llego al refugio, planto la tienda y dedico el resto el día a descansar para acometer la cima del Toubkal al día siguiente.







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