Después de una cómoda noche en un camarote para cuatro ocupado solo por mí, llego a las 8 de la mañana a Melilla.
En la aduana hay unas interminables colas para sellar el pasaporte y para llenar el documento de entrada del vehículo, aunque se hacen más amenas al compartirlas con Quim y Mariela, a los que acabo de conocer. Han bajado a Marruecos dispuestos a hacer un recorrido en 4x4; las primeras jornadas es muy similar al mío, por lo que seguramente coincidiremos bastante…
Comienza el viaje. Me dirijo a Midelt por una carretera secundaria, pasando por Guercif, y empiezo a disfrutar con los paisajes. De aspecto desértico...
... la primavera y el cielo añaden unas tonalidades verdes y azules al entorno, y junto a mi estado de ánimo hacen que todo me parezca maravilloso.
A mediodía paro a comer cerca del desvío a Ksabi el mejor tajín de cordero de todo el viaje. Al acabar, cojo la pista que me llevará a Oulad-Teir, ya que quiero llegar a Midelt pasando por las gargantas de Aouli.
Lo cierto es que la pista empieza a ser algo complicada para mi poca experiencia fuera del asfalto. Callejuelas estrechas en los pueblos que atravieso, y caminos muy embarrados me complican la conducción, aunque por suerte consigo ir avanzando sin caer.
Al cabo de unos 10 km de dejar la carretera llego a Oulad-Teir, en cuyas calles conozco a Mahdi. El me indica que es imposible el paso de vehículos entre Oulad-Teir y las Gargantas de Aouli.
Pero me invita a pasar a su casa. Acepto la invitación; parece un buen tipo.
Dando ejemplo de la hospitalidad marroquí, me invita a tomar algo:
– té, café o leche? – me pregunta en francés.
– té – le contesto.
– té, café o leche? – vuelve a preguntar.
– té – vuelvo a contestar.
– leche –
– ??? –
A continuación trae una jarra llena de una especie de leche agria, como yogurt, que me da un poco de reparo beber. Por no ser descortés, acepto el vaso que me tiende, y sorbo sonoramente el contenido, eructando ruidosamente como muestra de agradecimiento.
Después de una amena media hora intentando recordar mis lejanas lecciones de francés, me despido de Mahdi, y cojo otra pista que me llevará de nuevo a la carretera asfaltada. Efectivamente, es un buen tipo, este Mahdi.
La pista es más buena que la que he seguido para llegar a Oulad-Teir, por lo que alcanzo sin problemas a la carretera y de ahí a Midelt.
Son las 8 de la tarde, e intentaré llegar al Circo de Jaffa en las dos horas de luz que me quedan. Así podré acampar tranquilamente en un entorno montañoso alejado de cualquier pueblo.
Sigo las indicaciones que me dan y cojo la pista que sale desde el mismo pueblo; hay otro camino que sale más adelante, pero no he conseguido entender si es más fácil o más difícil, así que puestos a escoger, escojo el primero…
Al principio, la pista es muy sencilla. Me permite correr y disfrutar sintiendo como la moto se encuentra como pez en el agua. Por algo es la Africa Twin, la Gemela de Africa.
Sin embargo, pasados unos kilómetros, y cercano al Circo de Jaffa, el cruce de varios arroyos secos me pone en apuros. Tengo que reducir la velocidad y cruzarlos con cuidado, ya que las piedras sueltas como gravilla hacen que la rueda delantera se me vaya, girándome el manillar y amenazando con tirarme al suelo. Al final, consigo llegar al collado que da paso al circo montañoso.
Y justo al llegar, en un sencillísimo camino, llano, liso… va y me caigo!!
Iba tan relajado por haber resuelto el paso de los arroyos que he bajado la velocidad demasiado, casi hasta parado. Y al ir a poner el pie en el suelo me ha vencido el peso de la Afrika. El caso es que me he ido al suelo de la manera más tonta.
Je je. Si esperaba una señal, ya la tengo; así que decido plantar la tienda en un entorno privilegiado, y dejar para el día siguiente la pista de bajada al centro del circo.
En la aduana hay unas interminables colas para sellar el pasaporte y para llenar el documento de entrada del vehículo, aunque se hacen más amenas al compartirlas con Quim y Mariela, a los que acabo de conocer. Han bajado a Marruecos dispuestos a hacer un recorrido en 4x4; las primeras jornadas es muy similar al mío, por lo que seguramente coincidiremos bastante…
Comienza el viaje. Me dirijo a Midelt por una carretera secundaria, pasando por Guercif, y empiezo a disfrutar con los paisajes. De aspecto desértico...
... la primavera y el cielo añaden unas tonalidades verdes y azules al entorno, y junto a mi estado de ánimo hacen que todo me parezca maravilloso.
A mediodía paro a comer cerca del desvío a Ksabi el mejor tajín de cordero de todo el viaje. Al acabar, cojo la pista que me llevará a Oulad-Teir, ya que quiero llegar a Midelt pasando por las gargantas de Aouli.
Lo cierto es que la pista empieza a ser algo complicada para mi poca experiencia fuera del asfalto. Callejuelas estrechas en los pueblos que atravieso, y caminos muy embarrados me complican la conducción, aunque por suerte consigo ir avanzando sin caer.
Al cabo de unos 10 km de dejar la carretera llego a Oulad-Teir, en cuyas calles conozco a Mahdi. El me indica que es imposible el paso de vehículos entre Oulad-Teir y las Gargantas de Aouli.
Pero me invita a pasar a su casa. Acepto la invitación; parece un buen tipo.
Dando ejemplo de la hospitalidad marroquí, me invita a tomar algo:
– té, café o leche? – me pregunta en francés.
– té – le contesto.
– té, café o leche? – vuelve a preguntar.
– té – vuelvo a contestar.
– leche –
– ??? –
A continuación trae una jarra llena de una especie de leche agria, como yogurt, que me da un poco de reparo beber. Por no ser descortés, acepto el vaso que me tiende, y sorbo sonoramente el contenido, eructando ruidosamente como muestra de agradecimiento.
Después de una amena media hora intentando recordar mis lejanas lecciones de francés, me despido de Mahdi, y cojo otra pista que me llevará de nuevo a la carretera asfaltada. Efectivamente, es un buen tipo, este Mahdi.
La pista es más buena que la que he seguido para llegar a Oulad-Teir, por lo que alcanzo sin problemas a la carretera y de ahí a Midelt.
Son las 8 de la tarde, e intentaré llegar al Circo de Jaffa en las dos horas de luz que me quedan. Así podré acampar tranquilamente en un entorno montañoso alejado de cualquier pueblo.
Sigo las indicaciones que me dan y cojo la pista que sale desde el mismo pueblo; hay otro camino que sale más adelante, pero no he conseguido entender si es más fácil o más difícil, así que puestos a escoger, escojo el primero…
Al principio, la pista es muy sencilla. Me permite correr y disfrutar sintiendo como la moto se encuentra como pez en el agua. Por algo es la Africa Twin, la Gemela de Africa.
Sin embargo, pasados unos kilómetros, y cercano al Circo de Jaffa, el cruce de varios arroyos secos me pone en apuros. Tengo que reducir la velocidad y cruzarlos con cuidado, ya que las piedras sueltas como gravilla hacen que la rueda delantera se me vaya, girándome el manillar y amenazando con tirarme al suelo. Al final, consigo llegar al collado que da paso al circo montañoso.
Y justo al llegar, en un sencillísimo camino, llano, liso… va y me caigo!!
Iba tan relajado por haber resuelto el paso de los arroyos que he bajado la velocidad demasiado, casi hasta parado. Y al ir a poner el pie en el suelo me ha vencido el peso de la Afrika. El caso es que me he ido al suelo de la manera más tonta.
Je je. Si esperaba una señal, ya la tengo; así que decido plantar la tienda en un entorno privilegiado, y dejar para el día siguiente la pista de bajada al centro del circo.
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