Y sin dificultades, exceptuando el asfaltado de unos kilómetros de carretera que ponen en aprietos mi estabilidad, regreso a la frontera de Beni Enzar con Melilla. La cruzo con menos problemas de los que me esperaba y busco pensión, después de meterme entre pecho y espalda una buenísima ensalada, un plato de sardinas, otro de lenguados, y emperador a la plancha, con unas jarritas de cerveza que me transportan un mundo más allá del que ya estaba…
Dedico la tarde a visitar la ciudad, sus calles, sus festejos, sus monumentos… Todos ellos me recuerdan tiempos pasados…
Dedico la tarde a visitar la ciudad, sus calles, sus festejos, sus monumentos… Todos ellos me recuerdan tiempos pasados…
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